Ricardo Ayala, Coordinador del Campo- Chicago, IL
Fueron cuatro días maratónicos, en los cuales Dios me permitió ver lo que él está haciendo por medio de sus siervos en esa región del sureste de México. Desde el martes 2 de febrero, hasta el viernes 5, Juan Tun Yah y este servidor, Ricardo Ayala, viajamos de un lugar a otro, desde Huhi en las afueras de la ciudad de Mérida, hasta Felipe Carrillo puerto en Quintana Roo. En cada uno de los lugares que parábamos, los hermanos nos recibían con el calor y humildad, característicos de los yucatecos, con mucho entusiasmo nos reportaban, cómo Dios está usando los esfuerzos que en Su nombre se están haciendo.
Uno de nuestros momentos sobresalientes, fue la visita a la cárcel en Felipe Carrillo Puerto, un ministerio que los Pastores Sol y Fausto han emprendido desde el año pasado, a pesar de las dificultades que han enfrentado con las autoridades locales para obtener el acceso a este centro de detención, ya han obtenido muchos frutos.
Nosotros llegamos directamente desde Mérida, un viaje de unas 5 horas, y después de algunos contratiempos para poder entrar, al fin se nos dio la luz verde para ministrar a más de 45 presos. El pastor Sol y yo tuvimos la oportunidad de entrar a uno de los módulos, en el cual se albergan 40 hombres que oscilan entre los 17 y 32 años de edad, a ellos les compartimos el amor de Jesús, no solo predicándoles, sino que también les llevamos alimentos y refrescos. Mientras el pastor sol y yo lo hacíamos con estos presos, el pastor Juan Tun, acompañado por una de las hermanas líderes de la iglesia, ministraban a otros 8 hombres y mujeres más mayores en otro de los módulos.
Fue interesante observar el comportamiento y atención que los presos nos dieron al momento de compartirles la Palabra, algunos de ellos hicieron preguntas acerca del ministerio que hacemos en otros lugares. Al final de nuestro encuentro, y en camino a casa, el pastor Sol me compartió que 26 de los 40 presos a quienes les han estado ministrando, ya han aceptado a Cristo como Salvador personal, y que hay dos de ellos que sostienen reuniones de oración y lectura de la Biblia en la misma cárcel.
Ahora están buscando la manera de cómo hacer para que las autoridades de la prisión les permitan llevar alguna forma de “Bautisterio Ambulante” para administrarles el bautismo a un buen número de ellos.
Para mí, fue muy enriquecedora toda la experiencia de este corto viaje, mientras animaba a los hermanos a continuar firmes y ocupados en la tarea del reino. No me quedó la menor duda de que Dios tiene su mano puesta en esa región de México, tan necesitada y sedienta de la Verdad que ofrece el Evangelio de Jesucristo, y también saber que él les está presentando muchas oportunidades y abriendo puertas a los plantadores de las iglesias de Hispanos para Cristo.
Como nota final, quisiera animarles a que no dejemos de orar por cada uno de estos valientes obreros del Señor, y a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para sostenerlos financieramente, de tal manera que todos aprovechemos entrar por esas puertas, mientras permanecen abiertas, consientes de las palabras de Jesús en Mateo: “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos, rogad, pues, al Señor de la mies, para que envíe obreros a su mies” Mateo 9:37.